Old Saybrook

Una obra de teatro divertida y amena, totalmente recomendable.

Muy entretenida, desconecte del la semana totalmente , muchas risas se pasa volando te metes en ella, actores de diez!

Obra divertida con actores muy profesionales. La recomendaría sin ninguna duda.

Divertida y muy dinámica. Una joyita desconocida de Woody Allen magníficamente interpretada. Muy recomendable

Producción de calidad, actuación muy buena! Teatro cookie

Totalmente en la línea de Woody Allen. Muy buena la puesta en escena teniendo en cuenta lo pequeño que es el escenario.

¿Si fueras el organizador o promotor del espectáculo que harías diferente?

Más promoción.

¿Si pudieras hablar con el artista (cantante, actriz, actor,...) qué le dirías?

Alguno era un poco histriónico.

Una obra dinámica, divertida, bien resuelta en un espacio reducido. Fiel al estilo Woody Allen con un elenco que lo hace de maravilla.

La representación merece la pena. Muy divertida. Algunos de los actores eran bastante buenos.

"Toda vida necesita un poco de ficción. Demasiada realidad resulta desagradable", dice el personaje de Hal en un momento de la obra. Me quedé con esa frase, porque creo que la resume perfectamente. Si algo tiene la comedia, la buena comedia, es servir de parodia o sátira de lo cotidiano, de espejo de feria de la vida real, incluso de sus aspectos más incómodos, de esos que a veces nos resulta incómodo hablar, pero de los que mediante el humor y la ironía podemos reírnos, a la par que reflexionar sobre ellos. La buena comedia va a hacer que nos sintamos identificados, va a llegarnos al corazón y la mente a través de la risa sin que apenas nos demos cuenta, de forma sutil. De eso sabe mucho Woody Allen, cuyo texto se adapta en este brillante montaje, y de eso sabe la compañía que ha creado esta obra fresca, divertida, ágil y sorprendente. Sin querer destripar la obra (o hacer "spoiler", como dicen ahora), puedo decir que la obra empieza tocando algunos de los temas habituales de Allen, con esa visión mordaz y ácida de la sociedad y su doble moral, para de pronto, por sorpresa, pero de manera fluida, transformarse en otra historia casi diferente, con un giro a lo absurdo, también en la línea del autor de La Rosa Púrpura del Cairo, donde se tratan otros temas, incluso a través del metalenguaje, pero sin perder un ápice de humor, sarcasmo y pura diversión. Primero ríe con ganas, que ya reflexionarás cuando salgas, y mucho. Y conseguir aunar esto, más en estos tiempos de humor facilón de comunidades de vecinos con problemas de chiste rancio, no es fácil. Pero los y las integrantes de Balagán Teatro lo logran. Pese a contar con un escenario pequeño, lo llenan, y lo llenan bien, con muchos personajes, pero perfectamente coordinados, con unos diálogos y réplicas picados y ágiles, con una dirección sobresaliente y unas interpretaciones auténticas, donde cada personaje, salga o hable más o menos, tiene su momento para destacar. Se nota el cariño de esta gente por lo que hacen. Porque si algo es esta obra, es una carta de amor al Teatro, y ese amor se transmite al público cuando conectan con nosotros a través de esa cuarta pared que atraviesan sin miedo ni pudor. No se me ocurre mayor halago. Vamos, que dejéis de leer esta opinión larga y tediosa e id a verla, que en estos tiempos oscuros de malas noticias y gente amargada que se toman a sí mismos demasiado en serio, esta comedia es un bálsamo hecho con humor, oficio e inteligencia.

Fui a ver la obra sin haber consultado previamente la sinopsis de la misma, dispuesta a dejarme sorprender por los hilarantes diálogos propios de Woody Allen. Y así, una vez más, mis expectativas se vieron cumplidas: un guión delicioso, tragedia disfrazada de humor o humor vestido de tragedia, según se mire; actores excelentes haciendo malabares con las palabras de Woody, lanzándose frases desbocadas los unos a los otros con una velocidad (y habilidad) de vértigo; silencios también cargados de mucho significado y de palabras no dichas; una puesta en escena muy bien traída, demostrando, de nuevo, que el teatro no necesita de grandes sets de rodaje para entretener y transmitir. En definitiva, un muy buen plan para un sábado por la noche. Ese día me fui con una sonrisa a la cama y, dicho sea de paso –porque el humor también hace reflexionar–, con un par de pensamientos nuevos sobre los que cavilar un rato.