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Viena, la ciudad del vals, es perfecta para aquellos que aman la belleza y los contrastes de estilos. Leer más
Viena, la ciudad del vals, es perfecta para aquellos que aman la belleza y los contrastes de estilos.
Qué hacer:
Viena es una ciudad que ofrece un sinfín de posibilidades como dar un paseo por el casco antiguo de donde emerge la grandiosa catedral, disfrutar en un café vienés donde uno se encuentra como en un salón de estar para charlar, leer periódicos internacionales, tomando un delicioso café o admirar los edificios suntuosos a lo largo de la Avenida del Ring.
Lugares de interés:
En el Palacio de Schönbrunn, residencia de verano de los Habsburgo, se impone una decoración rococó, en la que destaca el Salón de los Espejos, lugar donde Mozart interpretó su primer concierto a los 6 años. Otra de las joyas barrocas de Viena es el Palacio Belvedere, el cual acoge una galería de los siglos XIX y XX, donde se muestra El beso de Klimt.
Vida nocturna:
Al caer la tarde se puede ir a una de las acogedoras tabernas heurige, a las que no se va solamente por el vino. Son pequeños locales rústicos situados en los bosques de los alrededores de Viena, dónde se puede disfrutar del vino joven de Austria, acompañado de algún plato típico como ensalada de patatas, de tomates, embutidos austriacos, patés o pasteles. Todo, mientras se escucha música tradicional vienesa en directo.
La vida nocturna de la ciudad, se desarrolla en la zona central próxima al canal del Danubio, conocida como el Triángulo de las Bermudas, por el gran número de locales que alberga.
Gastronomía:
Uno de los secretos de Viena es su excepcional gastronomía. Platos caseros y sencillos como asados de ternera, tafelspitz, famosos escalope vienés o wienerschnitzel, o el goulash, estofado de carne condimentado con páprika, de clara influencia húngara.
Los excelentes panes, de todas las formas y variedades, se sirven casi siempre calientes acompañando a la comida o el desayuno. Los postres son considerados obras de arte. No hay que dejar de probar el salzburger nockerin, (soufflé de huevo), que tiene el honor de ser el postre favorito de Mozart, o degustar en la panadería del Palacio Schobrunn, el apfelstrudel, después de presenciar cómo se elabora la receta original.
desayuno Os agradezco enormemente la atención. El gusto y el detalle de vuestros servicios. Gracias
Ubicación y atención del personal. Precio adecuado teniendo en cuenta dónde está La ubicación del hotel es extraordinaria para pasar unos días en Viena ya que está a cinco minutos de gran parte de los sitios que hay que visitar o de los enlaces con autobuses turísticos. El personal del hotel muy atento y todo estaba muy limpio
Posición en la ciudad, calidad de las instalaciones y servicio del personal. Paradas de metro y bus muy próximas. Museos, palacios y teatros a 10 - 20 minutos a pié. Eso ha permitido visitar los principales atractivos turísticos y culturales. Restaurantes de calidad y precios adecuados en torno al hotel. En fin, un hotel muy recomendable.
La ubicación. Estábamos de escapada de unos pocos días para conocer la ciudad y la ubicación, a 100m de una estación de metro, nos permitía acceder a cualquier sitio con facilidad. Aunque hubiera sido de agradecer una habitación con más comodidades.
Gente educada y amable. Vistas preciosas. Ciudad limpia y bien cuidada. Una ciudad con hermosos palacios y mucha vida cultural.
La cama muy comoda A dos paradas del centro en la línea de metro u4 que va a los sitios más importantes de la ciudad. La habitación amplia. Cama cómoda y personal dispuesto a ayudar. El baño no es muy grande pero suficiente. A pesar del calor que hacía, en la habitación se estaba bien incluso sin conectar el aire
Desayuno completo, habitación grande, cajero automático, máquinas de refrescos. Bar/restaurante hasta las 00. Muy buena estancia, he leído comentarios de que las habitaciones eran ruidosas y las almohadas muy bajitas, y es verdad. Pero la cama cómoda, la habitación era grande, ubicación excelente y el desayuno muy completo.
Viena en estado puro!! Hotel muy bien ubicado (10 min andando de la Ópera y de la Albertina). Habitaciones limpias y decoradas con esa esencia que te recuerda que estás en Viena. Personal muy amable.
Su comunicación. El Hotel se encuentra en una buena zona, bien comunicado con varios medios de transporte incluyendo una línea de autobús directa al aeropuerto. Excelente trato de su personal, instalaciones limpias.
Ubicación Muy bien situado, sin estar en el centro en media hora andando llegabas y muy cerca había una parada de tranvía que te llevaba al centro y conectaba con varías líneas de metro Las camas cómodas, ya ponen dos almohadas y con eso se duerme bien Tienen un pequeño minibar que usamos para meter un par de cosas. La ducha y el baño bien, el WC estaba separado de la ducha lo que es mejor Nos guardaron las maletas sin coste hasta que volvimos a por ellas el día de la salida
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